El Design Thinking ofrece recursos innovadores que permiten hallar soluciones que faciliten los objetivos de las empresas.
¿Qué es el Design Thinking?
El Design Thinking es una metodología o proceso que facilita la solución de problemas, el diseño y desarrollo de diversos productos y servicios. Su forma de aplicarlo se da mediante equipos de trabajo motivados, apoyados por la innovación y creatividad. Una de sus características más resaltantes es que está orientada al usuario al 100%.
Es por ello que los productos y servicios que han sido generados con los recursos del Design Thinking suelen aportar gran valor a las personas. Esto se debe a que fueron diseñados con esta finalidad.
Etapas del Design Thinking
El Design Thinking es una herramienta muy útil en el sector empresarial, sin embargo, para que pueda brindar los resultados que se esperan, necesita cumplir ciertas etapas dentro de su proceso.
- Empatizar: Acá se define el arquetipo de usuario al que se va a dirigir. Se establecen los objetivos de investigación y, a partir de ellos, se decide qué técnicas de recopilación de información se utilizarán.
Lo que se busca en esta fase es identificar deseos y necesidades relevantes para el usuario. Entre algunas de sus técnicas están: las entrevistas en profundidad, la observación, el Focus Group, entre otras. - Definir. Se organiza toda la información sustraída para identificar todas las áreas de oportunidad. Con estas ya definidas, se pueden brindar soluciones relevantes para los deseos y necesidades del usuario.
- Idear: Se trata de ofrecer el mayor número de ideas posibles que respondan al reto planteado previamente. Acá es necesaria la lluvia de ideas y de otras herramientas que permitan hallar el mayor número de ideas posibles.
- Prototipar: Luego de conseguir que las ideas se hayan generado, se lleva a cabo una selección, las cuales pasan a la etapa en mención: prototipar. Al volver tangibles las ideas, se podrán mostrar al usuario, el cual podrá brindar un feedback y expresar en qué medida la solución diseñada se ajusta a sus necesidades o deseos.
El Storyboard o la maqueta física son algunas de las formas de prototipar. - Validación o test. Aquí llega el momento de presentar el prototipo de solución al arquetipo para el que se está diseñando. Esta fase requiere preparación, porque se deben establecer los objetivos, construir la guía y, por último, presentar al usuario la solución final.
Con esta fase se busca recibir el feedback que permita realizar una versión mejorada de la solución propuesta. Es decir, no se centra en la venta.
4 puntos clave de su proceso
Para comenzar a utilizar la metodología de Design Thinking es muy importante preparar estos cuatro puntos:
Materiales a usar. Estos son muy accesibles a cualquier persona.. Pueden ser rotuladores, hojas de papel, notas adhesivas, lápices de colores, pegamento y una cámara de fotos.
Estas herramientas permitirán promover la comunicación visual, la cual es pieza clave en el método. Como ya sabemos, una imagen vale más que mil palabras.
El equipo de trabajo. En el Design Thinking el trabajar en equipo no es negociable. El sumar diversos puntos de vista, experiencia y conocimientos ayudará a ampliar el abanico de ideas y soluciones.
El espacio o el lugar. Durante el proceso se necesitará un espacio lo suficientemente amplio para trabajar en torno a una mesa, con paredes libres donde se pueda pegar la información que se va generando.
Puede ser un lugar luminoso e inspirador, que genere un ambiente de trabajo distendido y de comodidad. Las oficinas de Google son un claro ejemplo.
Actitud ante todo. En el proceso es fundamental adoptar una actitud denominada “Actitud del Diseñador”.
Desde el minuto 1, todos los miembros deben ser curiosos, y observadores, porque en cualquier detalle se puede hallar información trascendente. De igual forma la empatía, ya sea con las personas como con las circunstancias. Aquí entra el término que tiene como nombre la primera etapa: empatía. Esto es importante porque no se puede suponer mediante prejuicios y/o estereotipos. Y a todo esto se le suma el perder el miedo a equivocarse, transformando los errores como oportunidades.